Érase una vez, un hombre que buscaba la verdad sobre la existencia y el por qué del sufrimiento en el mundo. Su nombre era Gautama. Anduvo en muchas sectas y realizó un largo periplo hasta que por fin comprendió la naturaleza última de la realidad y alcanzó la iluminación, liberándose definitivamente de la rueda del samsara y del sufrimiento.
Sin embargo, una vez alcanzado el Nirvana, el Buda sintió compasión de todos los seres y enseñó en el mundo la doctrina del Dharma, para que las demás personas, como él, pudiesen también alcanzar la liberación. Algunos monjes alcanzaron la iluminación tras la enseñanza, y se liberaron también ellos de la rueda del samsara y del sufrimiento. Les siguieron otros monjes, y otros, hasta que un día, toda la humanidad, los últimos supervivientes, se hicieron también monjes y siguieron la doctrina del Dharma y renunciaron al mundo, y pronto obtuvieron la liberación. Así fue como el género humano se extinguió sobre la tierra tras su renuncia al mundo.
Una vez extinguido el género humano, Buda vio que existían otros seres que también sufrían y sintió una inmensa compasión por ellos. Se encarnó en un león, para pregonar la doctrina del Dharma entre los leones; en delfín, para pregonar la doctrina del Dharma entre los delfines; en abeja, para pregonar la doctrina del Dharma entre las abejas, y así sucesivamente. Cada especie fue alcanzando la liberación, hasta que finalmente se extinguieron todos los animales sobre la tierra.
El Buda volvió a mirar y vio que existían otros seres, vegetales y minerales, y aún muchos otros de multitud de reinos desconocidos para nosotros, que yacían atrapados en la rueda del samsara. Su compasión se dirigió también a ellos, y convertido en árbol pregonó la doctrina del Dharma a los árboles; y en montaña, la doctrina del Dharma a las montañas; y en asura, la doctrina del Dharma entre los asuras, y así sucesivamente. Finalmente todos los seres en todos los mundos alcanzaron la liberación, y la rueda del samsara quedó vacía, despoblada de todos los seres.
El Buda volvió a mirar y sintió compasión por la rueda del samsara, y se propuso liberarla también a ella misma de su propia condición de esclavitud. La rueda del samsara se adhirió a la doctrina del Dharma y finalmente desapareció, liberándose de su propia condición. Ya nada existía. La existencia tampoco existía.
Yo, sin embargo, a quien le fue narrada esta historia que ahora pasa a ustedes, estoy contenta de existir y de poder contarles ésta historia.
Sofía Tudela Gastañeta
Escultura: “Buda sentado” de la dinastía Tang
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Queria saber si son palabras que salieron de la boca de buda?