
Iniciado por
Manuel Antonio
Un comentario respecto al sutta que citaste Joaquín.
Para acabar con las corrupciones mentales, a partir de la base del primer jhana en adelante, la consideración es siempre la misma:
Él considera a cualquier fenómeno que ahí ocurra y sea conectado con la forma, la sensación, la percepción, las construcciones mentales y la conciencia, como impermanente, doloroso, penoso, canceroso, angustiante, como una saeta, una aflicción, algo ajeno, desintegrado, vacío y carente del ser.
Tales características se refieren a los fenómenos condicionados, sankharas. La enseñanza nos dice que la tarea a realizar con los sankharas es que dejarlos ir. En todas las bases la situación es la misma.
Entonces, aparta su mente de estos fenómenos y habiéndolo hecho esto, inclina su mente hacia lo propiamente inmortal.
Lo inmortal es lo incondicionado, y para llegar a ello lo hacemos a partir de lo condicionado, dejando ir purificados en la ecuanimidad. El trabajo es soltar la carga, pudiendo ser esto tanto en sentido provisional como no provisional. Si se permanece y se hacen desaparecer por completo los 5 grilletes menores, el no retorno, y si se suelta todo, nibbana. La ecuanimidad que menciono acá es la ecuanimidad unificada basada en la unidad.
Algo clave a mi juicio, es la consideración final del Buda:
“Así, monjes, hasta donde llegan los logros alcanzados con la percepción, llega la penetración del conocimiento. Pero en cuanto a estas dos esferas, yo declaro, -el logro de la esfera de la ni percepción ni la no-percepción y el logro del cese de las sensaciones y de la percepción- esto debe ser correctamente dado a conocer a los meditadores hábiles en alcanzar los logros, hábiles en emerger de los logros, después de que hubieron alcanzado los logros y emergido de ellos.”
Aquí al parecer hay un tratamiento especial, y es según entiendo, de lo que trata el concepto de atammayata, traducido en MN 137 como no identificación. Cito nuevamente:
“Y qué bhikkhus, es la ecuanimidad que está unificada, basada en la unidad? Hay ecuanimidad con respecto a la base del espacio ilimitado, a la base de la conciencia infinita, a la base de la nada, y a la base de ni-percepción ni no-percepción. Esto, bhikkhus, es ecuanimidad que está unificada, basada en la unidad.
Aquí, bhikkhus, dependiendo y basándose en la ecuanimidad que está unificada, basada en la unidad; abandonando y superando la ecuanimidad que está diversificada, basada en la diversidad. Es de esta manera que esto es abandonado; es de esta manera que es superado.
Bhikkhus, dependiendo y basándose en la no-identificación, abandonando y superando la ecuanimidad que está unificada, basada en la unidad. Es de esta manera que esto es abandonado; es de esta manera que esto es superado. Entonces, fue en referencia a esto que fue dicho: “Ahí mismo, dependiendo en esto, abandonen aquello.
”Ajahn Brahm, en su libro sobre los jhanas, dice sobre La Mente-Base de Ni-Percepción-Ni-No-Percepción y sobre Nibbana. (Tal vez mi traducción no sea muy precisa)
Dentro de la percepción de la nada se encuentra la percepción de que ni siquiera ¡nada! Si la mente es lo suficientemente sutil como para ver esta característica, entonces la percepción de la nada desaparece y es reemplazada por la percepción de ni percepción ni no percepción. Todo lo que uno puede decir sobre este cuarto logro inmaterial es que es, de hecho, una percepción (AN9, 42). En el símil del loto de mil pétalos, este estado es representado por la capa número 1.000 de pétalos, aún cerrada, con todos los 999 otras capas de pétalos completamente abiertos. El pétalo número 1000 es casi un pétalo, siendo el más sutil y sublime de todos. Porque se cierra dentro de su telaraña la famosa "Joya en el corazón del loto", Nibbana.
NIBBANA, EL FIN DE TODA PERCEPCIÓN
Porque dentro de la percepción de la percepción ni de la percepción ni la no percepción radica en el fin de toda percepción, el cese de todo lo que es sentido o percibido, Nibbana. Si la mente asiste a esto, la mente se detiene. Cuando la mente comienza de nuevo uno gana el logro de Arahant o anagami, estas son las únicas posibilidades.
Tao dices: Es decir la liberación se refiere al estado de arahat y a un modo de vida desidentificado en la experiencia. No perdón, no desidentificado, al contrario, totalmente identificado con la experiencia y totalmente ecuánime respecto a la experiencia. Pero creo que ya querías decir eso... NO es que huyamos de la realidad, al contrario, la abrazamos más que nunca, pero no puede movernos a estados mentales negativos (de sufrimiento).
El araht abandonó la ecuanimidad de la manera que se explica en MN137. Va más allá de cualquier modo de vida, las cosas acá no son una opción, simplemente se opera acorde a la realidad sin distorsión. Cito el comentario de Ajahn Amaro, del libro Atammayata:
En el Sappurissa Sutta (MN 113), el Buda describe las
cualidades de la “buena persona” (sappurisa) que evita
complacerse y va más allá de las ocho jhānas, con el uso de
Atammayatā. Hay liberación de los asavas (impurezas), lo que
equivale al despertar completo. El Buda reitera su mensaje
de que la liberación final no puede encontrarse en la paz
temporal y el éxtasis de los estados meditativos profundos
–en ningún estado o cosa condicionada, en ese sentido. Le
otorga precedencia a Atammayatā por sobre las más sublimes
experiencias que la humanidad pueda alcanzar. Más aún,
Atammayatā, en lugar de un estado místico, se ofrece como
un medio para la liberación.
Esta enseñanza nos dice que Atammayatā lleva al cultivador
espiritual aún más allá de la ecuanimidad (upekkhā) la más
elevada de los siete factores del despertar o iluminación
(bojjhanga) (2). El Buda está diciendo que aun la ecuanimidad
es un estado al que uno puede aferrarse, impidiendo de ese
modo la liberación. Atammayatā libera la ecuanimidad -al
igual que a los otros seis factores -del aferrarse o adherirseasí
como a cualquier otro saludable dhamma que ayuda a la
liberación. La mente con Atammayatā no está “compuesta” y
no reposa en ningún estado, todos los cuales son cambiantes,
no fiables, opresivos, incontrolables e inapropiables, eso es,
desprovistos de individualidad.
El símil del loto de mil pétalos nos dice que la única paz verdadera es la que ofrece el fin del camino, tras el último pétalo, Nibbana.